Según dicen, My Dying Bride fue
una de las bandas pioneras del doom/death, junto con Anathema y Paradise Lost.
Tengo entendido que en algún momento la banda giró hacia el doom gótico, estilo
musical del que no estaba enterado. Ahora bien, como se habrán dado cuenta, no
soy fan de la banda, principalmente porque no escuché casi nada, tan solo su
primer disco y el que hoy nos compete. Entonces, ¿por qué estoy reseñando esto?
Me fascinaron sus dos sencillos, “Your Broken Shore” y “Tired of Tears”, y me
generaron cierta expectativa. Y esa expectativa se cumplió.
La banda despliega una cantidad
abrumante de riffs lentos pero pegadizos, además de únicos y bajo ningún punto
de vista genéricos. Además de eso, el violín y el cello le dan un gran toque a
la música y no son secundarios, incluso en algunos tracks como “To Outlive the
Gods” toman protagonismo, recordándome a At the Gates en su debut (uno de los
discos más importantes del death metal, si no lo escucharon vayan ya a
hacerlo). A veces también siguen a los riffs de las guitarras, o juguetean con
ellas, como en el final de “The Old Earth”.
La estructuración de las
canciones también juega un papel muy importante, ya que consiguen repetir
muchas veces algunos riffs sin que los temas se vuelvan repetitivos, como en “Tired
of Tears”, un verdadero himno a la desesperanza inspirado en la casi muerte de
la hija del vocalista, que estuvo enferma de cáncer. Además del riffing
extraordinario, el solo también brilla. “The Long Black Land” tiene
transiciones muy bien logradas, y también goza de una gran atmósfera cerca del
final, trayéndome a la mente la imagen de una procesión de gente deprimida, por
más ridículo que suene. En fin, la composición es maravillosa tanto a nivel de
riffing como a nivel de estructuración.
La voz es simplemente
espectacular. Al parecer, las voces limpias fueron grabadas en diferentes tonos
y luego las superpusieron, dando como resultado melodías vocales con diferentes
capas, y debo decir que es un muy buen toque. Por momentos los growls suenan
débiles, sobre todo en “The Old Earth”, pero uno se acostumbra.
La batería es bastante simple,
solo hace su trabajo y da algún que otro fill cada tanto. Donde destaca más es
en "The Long Black Land", debido a las mencionadas transiciones.
Hay algunos temas que a medida
que aumenta la cantidad de escuchas, más se aprecian. Por ejemplo, “The Solace”,
un tema donde las guitarras tocan riffs sin ningún tipo de base rítmica,
solamente acompañadas por una vocalista invitada. Me parecía un embole, pero se
volvió más llevadera con el tiempo. Hubiese sido mejor si fuera una
introducción de 5 minutos a un tema épico de media hora, pero no es el caso.
Entonces, los únicos problemas
del disco son las voces rasposas en “The Old Earth”, las instrumentales (el
tema título y el último track)
innecesarias, y el bajo casi inaudible. Y eso es todo.
En fin, si te da curiosidad cómo
sonaría un disco de doom depresivo, “The Ghost of Orion” no es una mala opción
para sacarte las dudas. Rico en riffs, melodías vocales, y pasajes creativos,
este último álbum de My Dying Bride hace que desee escuchar toda la discografía
de la banda. Probablemente no lo haga, pero las ganas están. Mi nota es un
85/100.
Lo mejorcito: “Your Broken Shore”, “To Outlive
the Gods”, “Tired of Tears” y “The Long Black Land”.